Desde 2005 se celebra la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, único instrumento jurídico universal contra la corrupción que contiene normas que pueden aplicarse tanto al sector público como al privado.

El problema de la corrupción viene produciendo un impacto negativo tanto sobre el desarrollo económico como sobre el medio ambiente:

  • Cada año se paga un billón de dólares en sobornos, según la Cámara de Comercio Internacional.
  • Anualmente se roban unos 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, lo que supone más del 5 por ciento del PIB a nivel mundial, según el Banco Mundial.
  • En los países en vías de desarrollo se calcula que debido a la corrupción se pierde una cantidad de dinero diez veces mayor a la dedicada a ayuda oficial al desarrollo, según el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).
  • En los países desarrollados el fraude y el abuso en la atención sanitaria cuestan a cada gobierno entre 12.000 y 23.000 millones de dólares cada año, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
  • Esta agencia de la ONU estima que hasta un 25 por ciento del gasto público en medicamentos puede perderse debido al fraude, el soborno y otras prácticas corruptas. Se estima que el gasto anual en productos farmacéuticos asciende a unos 50.000 millones de dólares y en algunos países el gasto farmacéutico representa hasta el 50 por ciento del gasto total en sanidad.
  • El Foro Económico Mundial calcula que la corrupción aumenta el costo de hacer negocios hasta en un 10 por ciento de promedio. Desde la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), subrayan que la corrupción actúa como una especie de impuesto oculto, un gasto indirecto ilegal que disuade a los inversores, lo que a su vez genera pérdidas de empleos y aleja el objetivo de acabar con la pobreza.
  • La corrupción hace aumentar hasta en un 40 por ciento los costos de construcción de infraestructuras de abastecimiento de agua, lo que hace que anualmente sean necesarios hasta 12.000 millones de dólares más para ofrecer agua potable y saneamiento, según el PNUD.
  • En el sector de la educación también está muy presente la corrupción, según la UNODC. En primer lugar, en el fraude académico, muy extendido en algunos países, pero también en el despilfarro en la contratación tanto de profesionales como de edificios, con sobrecostos de mantenimiento ficticios por ejemplo.
  • La corrupción también es especialmente recurrente en todo lo relativo a los recursos naturales, desde la extracción y gestión de hidrocarburos, pasando por el comercio ilegal de madera y el comercio ilícito de especies protegidas, lo que está acelerando en algunos casos su desaparición.
  • En el sector público, genera una falta de respeto por los derechos que a su vez socava la democracia y en último término debilita a las instituciones públicas, según la UNODC. Igualmente, el desvío de fondos hace que estos no se dediquen a prestar los servicios necesarios de atención sanitaria, educación y otros.

El fenómeno de la corrupción, no solamente afecta a los gobiernos, sino también, indistintamente, a ciudadanos, entidades públicas e instituciones privadas provocando la competencia desleal, comprometiendo el crecimiento económico y ahuyentando a nuevas inversiones. Además, deteriora los mecanismos de libre mercado, lo que genera una inseguridad en el medio empresarial, ahuyentando las nuevas inversiones y generando un encarecimiento de los productos y servicios. La corrupción, por lo tanto, destruye la ética en los negocios, compromete el desarrollo sustentable del mercado y aleja cualquier posibilidad de lucro a largo plazo.

Para controlar la corrupción, es preciso, conjugar esfuerzos de ciudadanos, empresas y gobiernos para un mismo propósito: promover un ambiente de integridad en la esfera pública y en la esfera privada.

Por este motivo, en los últimos años, a la noción de responsabilidad social empresarial se incorporó también el compromiso de las empresas de luchar por la integridad y contra la corrupción, implementando preceptos de buena gobernanza corporativa y combatiendo prácticas ilegales y antiéticas de competencia.

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